Cuando (casi) todo el mundo se niega al cambio: la sociedad decadente
Comportamientos reales de esta sociedad y experiencias propias.
¿Por qué la queja predomina sobre la acción?
Seguro que has estado con una persona que cree que todo está mal. Que el mundo está es una mierda y que no se puede hacer nada.
Solo aguantar.
Me encuentro en muchas conversaciones done predomina la queja, normalmente asociada al trabajo, dinero o política.
Antes intentaba aportar mi visión para inspirar a esas personas a un cambio mejor en sus vidas.
Ahora me limito a escuchar, tomar notas mentales y reflexionar sobre ello después. Solo entro cuando estoy con personas de confianza abiertas a recoger nuevos puntos de vista.
Porque si una persona no quiere, o no está en el momento adecuado, no se le puede cambiar a la fuerza.
Esto ya lo aprendí hace tiempo.
A veces hay que dejar que abra camino ella sola hasta que empiece a buscar respuestas. Ahí sí que puedes entrar.
Por eso siempre regalo un libro en los cumpleaños.
Un buen libro en el momento adecuado puede cambiar una vida entera
El primer sentimiento que me viene es pena.
Me da mucha lástima a nivel general que estemos tan encerrados en un sistema que no nos hace felices. Y del que es muy difícil salir.
¿De verdad el trabajo es aguantar?
¿De verdad es lo que hay y no podemos hacer nada?
¿De verdad es la vida que nos ha tocado?
Esto es muy triste.
Pero también me enfada. Me da rabia porque no culpo tanto a las personas de forma individual sino al conjunto de la sociedad que se ha creado (y que seguimos creando).
Obviamente, las primeras cuestiones vienen de dentro.
Pero desde pequeñitos nos van instalando una serie de creencias sobre lo que se supone que hay que hacer en la vida muy complicadas de cuestionarse en la edad adulta.
El plan del ciudadano ejemplar
Durante mi infancia y adolescencia no escuché frases como:
No tengas miedo a arriesgarte por lo que quieres.
Sigue intentándolo todas las veces que haga falta.
Construye tu propio camino.
Crea la vida que quieres.
Mi plan hasta hace unos años era estudiar una carrera y opositar para sacar una plaza segura, estable y tremendamente aburrida toda la vida. Sí, ese camino tan convencional y por el que creo que muchas personas pierden toda su capacidad de aportar valor al mundo.
Yo empecé en una empresa y a los 2 años hice una de las peores operaciones financieras que se pueden hacer: comprar un coche nuevo.
Me lo compré con mis primeros ingresos (financiando gran parte, claro).
Era lo que tocaba en el plan del ciudadano ejemplar. Lo siguiente era quedarme en ese trabajo hasta tener la entrada de una casa e hipotecarme toda la vida.
Yo me salí hace 5 años, pero la mayoría de personas siguen dentro del sistema.
Y es normal. Porque nuestra mente, ya sea por evolución como por todas las creencias que tenemos instauradas, va a primar la seguridad. No le gusta el cambio.
Cambiar patrones o hábitos que nos generan seguridad no le gusta una mierda. Prefiere quedarse en el lugar que cree que estamos a salvo.
Por eso odio la frase de “Mejor malo conocido que bueno por conocer”.
Este refrán de mierda favorece que las personas no busquen nuevos caminos. Que no se premie la curiosidad. Y se que se penalice el fracaso, la equivocación o el aprendizaje. Si no te mueves, mueres.
Puede que el primer cambio sea malo, pero te llevará a otro. Y si sigues andando acabarás en una mejor opción.
La indefensión aprendida
Este concepto acuñado por Martin Seligman es una de las razones por las que las personas no se cuestionan que puede existir un cambio positivo.
Y es una putada porque lo arrastramos de generación en generación.
Es como un sesgo psicológico por el cual una persona no se enfrenta a una situación incómoda o dolorosa porque anteriormente ya lo ha intentado sin resultados positivos.
Es la sensación de no poder hacer nada frente a un problema a pesar de que sí existan oportunidades reales de cambio.
La persona, bajo esta condición, ha “aprendido” a comportarse pasivamente, con la creencia de no tener la capacidad o la posibilidad de hacer nada. Quedando inmovilizada para modificar la situación que la afecta.
Es el típico ejemplo de “¿por qué el elefante adulto no tira de ese palito y se escapa?”.
Cuando era pequeño lo intentó, pero no tenía la fuerza para derribarlo. Aprendió que no podía hacer nada, por lo tanto, no lo volvió a intentar.
Lloro.
Hay muchos otros experimentos sobre esto que no me gustan, pero puedes buscarlos por internet.
No quieren que cambies
Para buscar un cambio necesitas energía.
Necesitas primero reflexionar qué mierdas estás haciendo y por qué, luego buscar alternativas, lanzarte y seguir probando.
Para eso tienes que esforzarte en cuestionar todo tu sistema de creencias.
Y van a hacer todo lo posible para que no tengas un momento tranquilo de pensar.
Una persona que tiene pensamiento crítico es libre: avanza buscando un cambio. Y no nos quieren libres porque seríamos muy difíciles de controlar.
Por eso existe un sistema donde exprimen toda tu energía para que no tengas tiempo de libre pensamiento.
No puedo tener mejor experimento social como el que ocurrió durante la pandemia y todo el tema del covid.
Fue una locura.
Por eso no veo la tele desde hace años y busco mis propias fuentes de conocimiento.
Lo cuestiono todo, investigo, busco respuestas y creo mi propia opinión. Lucho contra la indefensión aprendida para romperla.
Y cuanto más lo haces, más te vas dando cuenta de todo.
Si hablamos de negocios digitales, la cosa es parecida
¿Cuántas veces te has encontrado la típica empresa que no confía en el cambio?
¿Que se mantiene en su estrategia de mierda que le planificó la agencia de marketing de su primo hace 2 años?
O incluso llegan con miedo a que “toques” cosas que nunca se han hecho.
Porque quizá ya lo han intentado sin resultados y creen que no es buena idea.
Esto se ve mucho si la empresa tiene una mentalidad de growth o no. Y, casualmente, hoy en día son las primeras las que consiguen prosperar.
Otro caso de estudio son los equipos de trabajo.
Si un compañero se ha desarrollado profesionalmente en un entorno donde no se ha fomentado la iteración, no va a creer que existe una posibilidad fuera. Ni se va a esforzar en seguir probando y probando.
Por eso es tan importante las personas con las que compartes tu vida laboral.
Igual me paso de optimista
He llegado a creer que todo es posible.
En mis buenos momentos (porque también tengo épocas de mierda donde no creo que sea capaz de nada) me flipo de la vida.
Cuando digo que me quiero jubilar a los 45, la gente se ríe. Me da igual.
Soy realista, pero ¿por qué no? ¿por qué no intentarlo? ¿qué estamos perdiendo?
Mi mayor miedo es llegar a viejita sin fuerzas y tener la sensación de que no he aprovechado mi vida.
Y no significa tener una vida de locuras, viajes o movimiento.
No (de hecho tengo una vida muy tranquila).
Significa haber vivido intentando buscar mi mejor versión sin miedo al cambio ni a las ganas de evolución que todos tenemos dentro.
Haber aprovechado todas las oportunidades que pueda para vivir la vida que quiero.
Los cambios son necesarios
A nivel personal y profesional.
Quedarse en un mismo lugar te mataría hace 100 mil años.
Y te mata ahora.
Después de las últimas newsletters me han escrito personas por privado para contarme que se sienten identificadas con esta sensación de estar iterando en la vida.
Y que muchas veces experimentan sentimientos de confusión, frustración o culpa.
Solo quiero decirte que somos más de lo que crees.
Pero no sé por qué, no se visibiliza tanto. Si eres la oveja negra que se sale del camino, está mal.
¿Por qué se oculta?
Quizá por miedo al fracaso.
Quizá porque no queremos salir del grupo.
O quizá porque nadie quiere ver cómo otra persona sale de donde ella no se atreve a salir.
¿Te imaginas si todas las personas tuvieran pensamiento crítico y se atrevieran a crear su propio camino? Sin creencias ni indefensión aprendida. ¿Qué pasaría?
Lo iremos investigando.
Con este camino que estoy emprendiendo me encuentro con mucha gente que ha pasado por lo que comentas. Cada uno con un motivo pero con un mismo fin: cambiar y hacer algo con lo que sentirse realizado. Gracias por compartir tus pensamientos