Estar donde quieres estar: eso es libertad
¿Qué te mueve en la vida? ¿Te has parado a analizarlo? ¿Por qué tienes la necesidad de huir lejos cuando tienes un problema?
Hace tiempo hice un ejercicio para sacar los valores que me mueven y me hacen sentir tranquila en mi vida.
El primero fue la libertad.
Libertad de elección.
Libertad de movimiento.
Libertad de expresión.
Libertad horaria.
Libertad económica.
Mi reflexión fue que todo lo que esté relacionado con la flexibilidad y adaptación de mis intereses sin prohibiciones ni limitaciones me haría sentir bien.
Y lo puse el primero porque si no tengo esa sensación de libertad, todo lo demás se puede torcer.
Para comprobar que no me estaba equivocando, pensé en momentos de mi vida que tomé decisiones fiel a este valor y me salieron bien.
Algunos eran: dejar un trabajo presencial, viajar sin plan, emprender, cambiar de localización, aprender a gestionar mis finanzas…
Y, por último, me hice la pregunta más importante de este ejercicio:
¿Cómo puedo potenciar este valor en mi día a día?
Reflexionar sobre cada valor que quieres que esté en tu vida y pensar por qué es importante para ti puede cambiar por completo la cosas.
Te animo a que lo hagas.
Pero de los que de verdad son importantes para ti. No los que te venden que deberían ser importantes.
Cada persona transita la felicidad de una forma
Y compartirlo es bonito.
Lo que es vital para mí, no tiene por qué ser imprescindible para ti. Pero parece que en este mundo de borregos llamado “internet” no ser como el resto está penado con el unfollow.
Definir tus valores es una frase muy trillada que aparece en cualquier proceso relacionado con el desarrollo personal. Te dicen que es importante que los tengas claro.
Como si fuera tan fácil.
Para tener claro lo que te mueve tienes que haber pasado por un proceso de desarrollo personal interno considerable.
No vale elegir a dedo los valores que te dice un libro de estoicismo.
Por lo menos no vale para mí.
Los valores son pilares que te sostienen
A mí me gusta entenderlos como si fuera la dirección de una brújula que me va marcando el camino. No el destino: el camino.
Porque la vida va de caminar.
¿No sé qué decisión tomar? Reviso mis valores
Viajar también es volver
Llevo ropa de invierno en la furgoneta por si me quedo más meses de lo esperado.
O por si decido no volver nunca.
En el fondo de mí sé que volveré en sept-oct. Me gusta demasiado Valencia como para no volver.
Pero la sensación de volver porque quiero y no porque debo es libertad para mí.
El momento de poner en el Google Maps “home” después de meses rodando es siempre un momento de felicidad.
Y esas horas conduciendo y recordando todo lo que me hace feliz en casa es brutal.
Vuelvo porque quiero. Porque estoy a gusto con mi gente y mi familia. Y no hay nada más abundante en la vida que sentirse bien donde estás.
En internet parece que solo se puede ser feliz cuando estás lejos de casa viajando por lugares exóticos.
La realidad es que el único lugar donde tenemos que trabajar nuestra felicidad es con nosotros mismos.
Ya sea en casa o en Bali.
Huir lejos cuando tienes un problema
Soy de las que rompe con todo cuando tiene un problema.
Y si puedo: huyo lejos.
Es una de los mecanismos de defensa que tenemos por naturaleza frente al miedo junto al bloqueo, sumisión, lucha o inmovilidad.
El sentimiento de “querer desaparecer”.
Ya he aprendido que los problemas no desaparecen aunque me coja la furgoneta y me vaya a Mongolia.
Pero sí me da una perspectiva diferente.
El tener la “libertad” de estar donde quiero estar me calma y me hace entrar en un estado más receptivo a los estímulos que mi cuerpo quiere decirme.
De esa forma puedo afrontar y solucionar mejor mis problemas internos.
El viaje es para muchas personas una liberación. Pero no por el viaje en sí, sino porque seguramente la libertad es uno de los valores que está en sus vidas.
La cosa es ser coherente con lo que piensas, haces y eres. Si te comportas de una forma que no es la que te hace vibrar, vas a tener un desajuste.
Una disfunción.
La desconexión que tenemos hoy en día con nosotros y nuestro entorno es lo que está llenando la sociedad de miedos, neurosis y aturdimiento.
Haz la reflexión de lo que te mueve.
Si te acostumbras a ser consciente de ello y diriges tu vida a tomar decisiones que respeten esa lista de valores, conseguirás alinearte y volver a conectar contigo.
Te sentirás con más satisfacción, plenitud y paz en tu vida.
O por lo menos tendrás la perspectiva para tomar mejores decisiones.
He cruzado la España desierta por campos de cereal llenos de gigantes blancos y olor a estiércol.
Me he bañado en el Ebro. En el Duero. Y bajo una bota de vino.
He corrido por las sendas de la resistencia Numantina tragando mosquitos.
Y me he dejado guiar por un pastor de cabras que no estaba de acuerdo con mi GPS.
Ahora ya veo montañas rocosas, lluvia en mis ventanas y campos de viñedos.
He vuelto a sacar el nórdico. Estoy cerca.
Me ha encantado lo de «vas a tener un desajuste». Realmente yo veo a muchas personas muy perdidas en esto que comentas. Yo no creo en el destino. Pero si en que somos el resultado final, en nuestro presente, de las decisiones tomadas a lo largo de nuestro camino.
Gracias por estar. ❤️
Me encanta lo que escribes, y este texto es totalmente identificativo conmigo, tal que así lo siento y me siento. Gracias!