Relacionarse con personas vacías: esas que no te importan ni te preguntan "cómo estás"
¿Para qué existen las relaciones sociales si no es para cooperar hacia una mejor vida? ¿Si no es para aprender de las experiencias de otros? Envidia. Ego. Yo. Y solo yo.
Me gustaría compartir una sensación curiosa que experimento de vez en cuando. He reflexionado profundamente sobre ello, pero no lo he compartido con muchas personas.
A ver si escribiendo por aquí consigo ponerle sentido.
El otro día quedé con un amigo que hacía mil que no veía.
Se fue hace ya años fuera de España y habíamos coincidido muy poco desde entonces, pero recuerdo llevarme especialmente bien con él.
Me enteré que había venido a Valencia de visita. Y le escribí.
A la semana siguiente estábamos sentados en una cafetería como si esos 7 años no hubieran pasado entre nosotros.
Yo llevaba días pensando todo lo que me iba a contar.
7 años fuera de España dan para mucho aprendizaje.
Mi sensación era la de que iba a sentarme delante de un libro abierto resumido en 1h de café calentito con la posibilidad de abrir ronda de preguntas.
¿Realidad? Nada de lo que había imaginado cruzó la línea de mis expectativas.

Él hablaba. Yo hacía que escuchaba
Esta sensación ya la había experimentado en otra ocasión, pero esta vez fui consciente de ella.
No me importaba lo más mínimo lo que me estaba contando.
Yo quería que me hablase de su crecimiento personal y profesional en un entorno internacional donde seguramente había tenido más contacto con otras culturas y corrientes de pensamiento que yo.
De sus viajes. De cómo era la vida allí. De todo lo nuevo que había descubierto.
Quería que me hablase de su sensación al estar lejos de casa. De sus reflexiones internas. De si quería volver o no volver nunca.
Del amor. De la frustración. De sus metas.
Lo único que estaba recibiendo era información sobre los detalles más irrelevantes de su trabajo o de su vida. Historias sin ningún valor más allá que llenar los minutos interminables en esa cafetería. Paja.
No tardé mucho en darme cuenta de que no iba a salir de allí con la cabeza llena de nuevas ideas.
Así que me dispuse a reflexionar sobre esto mientras él hablaba.
La cafetería se convirtió como en una escena de cine que iba a cámara lenta y mi mente iba analizando cada detalle. Podía pausar, darle a stop o acelerar.
Sabía que era egoísmo
¿Mío? ¿Por querer que me contase sus mejores aprendizajes para usarlos a mi favor?
¿Suyo? ¿Por no parar de hablar de tirarse flores a sí mismo por sus logros profesionales (que no eran tan logros desde mi punto de vista)?
Creo que yo solo buscaba una buena conversación.
De esas que te podrías quedar horas y horas hablando sobre temas tan interesantes como la vida, el amor, el tiempo, la muerte, el dinero.
Él seguía hablando.
¿Cómo era posible que no quisiera que hablásemos de sus miedos? De sus dudas. De sus deseos.
Cuando llevábamos casi la mitad de la hora consumida, me di cuenta que aún no me había preguntado nada. Ni siquiera un “Y tú, ¿?cómo estás?”
Ya no me importó.
Todas las personas tenemos aprendizajes valiosos
Sé que me queda mucho por aprender.
Pero soy consciente de que he interiorizado muchos aprendizajes positivos después de pasar por ciertas experiencias de mi vida.
Y estoy convencida de que él también tenía mucho que enseñarme.
Pero no se daba cuenta.
¿Cómo es posible que no se muera por conocer en qué ando metida? ¿En cómo estoy resolviendo la vida? ¿En cómo estoy intentando perseguir mis sueños?
He tenido conversaciones de este estilo donde me he dado cuenta que quizá durante +1h no me han preguntando en ningún momento nada.
Solo hablaban desde el “yo”. ¿Qué pasa con el “nosotros”?
Se dedicaban a hablar y hablar sobre su persona. Sin importar nada más que su reconocimiento exitoso por mi parte.
¿Son ellos los egoístas? ¿O soy yo?
Sinceramente, hoy en día no tengo ninguna necesidad de demostrar todo lo que he aprendido. Si alguien no está abierto a escucharme o a conversar sobre ciertos temas, ya sé que no puedo soltarlos e intentar cambiar a la otra persona.
Simplemente escucho para verificar que mi pensamiento es correcto o está equivocado. Lo rectifico y lo reafirmo si es el caso.
Esta sociedad competitiva de no abrirse a aprender de los demás es un error. Avanzas mucho más despacio. La gente tiene miedo (mucho miedo) a preguntar: a “parecer” que son inferiores por no saber algo.
Para mí: uno de los mejores trucos si quieres saltarte pasos más rápido.
Esa sensación de ahogarte en una conversación profunda llena de estímulos para tu mente
A ver si te suena.
Esos momentos que el tiempo pasa demasiado rápido.
Como si estuvieras todo el rato a punto de descubrir un secreto o el desenlace de un libro que llevas leyendo ya mucho tiempo.
Me enamoro de la vida.
Me inspiro y me lleno de energía.
Creo que lo bonito de las personas es conocer su historia, con sus fallos y aprendizajes. Con todas sus reflexiones internas.
Compartir esto desde el corazón solo con la simple intención de que esos episodios también ayuden a otras personas.
Es lo que busco cuando conozco a alguien. Cuando miro a los ojos.
Escuchar lo que alguien tiene que contar es una oportunidad que puede (quizá) cambiarte la vida.
Por eso considero tan importante, no solo reflexionar individualmente, sino crear un pensamiento crítico para sacar nuestros propios aprendizajes. Y compartirlos.
Supongo que esto es lo que hacía cualquier grupo de pensadores de las antiguas civilizaciones.
Al fin y al cabo: todos buscamos las mismas respuestas.
Gracias a todas las personas que se han sumado en los últimos días a itera.mente. Cada vez me hace más ilusión escribir aquí.
Pero más ilusión me haría si me dejas tu opinión sobre esta reflexión para aprender también de ti.
Hoy no hay audio. Estoy trabajando en la furgoneta porque me he venido a ver a mi sobrino y prefiero pasar más tiempo con él. 💛
Buen fin de semana.
Hola, Marta! Me siento tan identificada con lo que expones, esa sensación de para qué estoy aquí escuchando cosas que son paja... Lo triste es que me pasa con algunas personas a las que aprecio y también con otras que son colegas de toda la vida y con los que no hay en realidad una relación profunda. Hay diferentes motivos para que las otras personas se queden en conversaciones superficiales. Uno de ellos es el miedo, la protección de su interioridad. Otro es que no sepan hacerlo de otra manera (lo cual podría vincularse también al miedo). Otro es el tipo de relación que tengáis y que se haya quedado anclada en un tiempo pasado. A mí no deja de sorprenderme cómo cuando me encuentro con gente nueva en otros ambientes muy a menudo entremos en conversaciones más profundas de las que tengo con colegas o amigos de toda la vida. Típico en un festival o una rave. Es como si fuera necesario hacer tabula rasa con alguien para compartirnos sin miedo a que nos juzguen. Andreu y yo tenemos un amigo que es un libro abierto todo el tiempo, pero libro abierto de sus sentimientos, sus fallos, sus incoherencias, sus mierdas, vaya. Al ser tan abierto y honesto, le resulta muy fácil conectar con cualquiera. Es posible que incluso lograse, desnudandose como hace él, conectar con este amigo tuyo de 7 años atrás y generar una conversación profunda. O quizá no, no lo sé. Pero lo interesante es que a veces la vulnerabilidad de uno invita a la vulnerabilidad del otro. No sé tú, pero yo en una situación como la que describes me hubiera cerrado en banda, frustrada y aburrida de esa conversación insulsa, y seguramente no hubiera podido ver la oportunidad de crear un vínculo si se hubiera presentado. En fin, que te entiendo! Un abrazo 💙 M.
Hola Marta. Te he leído y sentido. Me sorprende tu nivel de consciencia y tu edad cronolologica no coinciden. Eres un gran ser humano. A darle a la vida que más da! Abrazo desde México