Te vas a morir
¿Qué pensamientos tendrás a punto de morir? ¿Estarán a tu lado todas esas personas que te dan like? ¿Crees que lo estás haciendo bien?
Me está viniendo. La noto: es la inspiración.
Llevo unas semanas sin publicar. Seguramente la mayoría de las personas ni se había dado cuenta. No soy tan importante.
Pero quería comentarlo simplemente para reflexionarlo un rato contigo.
No me ha pasado nada, simplemente no estaba en el estado que me gusta estar para escribir. Me gusta que fluya.
Creo que eso se nota.
Cuando lees un texto de mierda escrito con calzador, se nota.
Cuando te comes un párrafo entero de paja, se nota.
Y cuando te empiezan a dar vueltas al mismo tema explicándote las cosas como si fuera gilipollas, se nota.
No es que sepa uno escribir mejor que otro. Yo ni siquiera uso palabras como etéreo, superfluo o elocuente.
Podría usarlas si me esfuerzo, pero prefiero escribir así. Dejando que cada palabra que sale de mi mente te entre sin lubricar.
No me gusta escribir por escribir. Y como esa presión de que todo el mundo me está observando me la quité hace tiempo, no me siento mal por ello.
Solo faltaría eso.
Me siento como si estuviera tumbada en una hamaca viendo la vida de los demás pasar y pensando sobre ello.
Como si se fuese poniendo delante una película de situaciones del mundo que veo cada día y que sigo sin entender.
El otro día tuve una conversación muy interesante con una lectora de itera.mente
Una mujer valiente, consciente y extraordinaria que me dio la inspiración de que esta semana publique un post. Gracias, C.
Estuvimos hablando de muchas cosas: la presión social de la maternidad en las mujeres y su relación con el emprendimiento, la reinvención personal, los cambios de ritmo de energía en el trabajo, el dinero y más.
Me encantó porque es una mujer que me sacaba +20 años y seguía iterando en su vida. Luchando por todo lo que quería.
No se había rendido como mucha gente hace. Así que por eso merece mis respetos.
Hablamos también de la consciencia con nuestro cuerpo y cómo nos hablaba par avisarnos de que algo no iba bien.
También compartimos el amor por el arte de escribir estando presente y la energía que se transmite a través de las palabras que una IA, por ejemplo, jamás podrá conseguir.
En fin.
Una de esas conversaciones que llenan y que te hacen reflexionar sobre muchos temas. Algunos de los cuales igual profundizo y dejo caer en esta newsletter.
Porque hay temazos.
Estas semanas también pensaba en qué pasaba si dejaba de trabajar
Veo mis ahorros y pienso “podría estar unos cuantos años sin trabajar”. Muchos años.
Pero claro, con tanta liquidez me jodería la inflación y en algún momento me quedaría pobre como una rata. Tampoco tengo dinero ni btc suficientes para tener tranquilidad financiera.
Pero seguía pensando.
Si libero todo el espacio que dedico ahora al trabajo y solo lo empleo en vivir, acabaría aprendiendo o haciendo algo que me genere dinero. Seguro.
Invirtiendo el tiempo en lo que realmente me gusta sin obligación o sin límites, haría que me volviese muy buena en algo que encima disfruto. O no.
Y, por consecuencia y gracias a mis conocimientos actuales, podría rentabilizar económicamente.
Igual solo escribiría y descubriría que puedo ganarme la vida solo de escribir (un sueño húmedo).
O igual me pondría a aprender a hacer pan y acabaría montando una red de panaderías en Australia.
No sé.
Pero creo que es importante que tengamos tiempo de calidad para hacer lo que nos gusta. Con amor y presencia.
Ahí es donde salen las ideas que nos permiten seguir iterando y mejorando nuestras vidas.
¿Si no existiese la obligación de trabajar por dinero? ¿Crees que encontraríamos la forma de aportar valor igualmente? ¿O seríamos más conformistas aún?
Veo a la gente un poco apretada
Tengo 32 años.
En estos momentos de la vida puedo ver a gente de mi edad casada y con hijos. O los que nos llaman locos de la vida que aún no sabemos muy bien que hemos venido a hacer al mundo. Y los que siguen emborrachándose cada fin de semana para ahogar las penas.
No voy a criticar directamente. Ni juzgar.
El otro día leí en este libro que no podíamos pretender que el resto de personas aspirasen a la misma felicidad que nosotros.
Que lo que yo valoro en la vida no tiene por qué ser lo que valore otra persona.
Que para mí la libertad en todos los sentidos sea mi primer valor, igual a otra le suda 3 pueblos.
Y, sinceramente, lo asumí y me sentí un poco idiota. Porque muchas veces he pensado que los demás no entendían nada por no valorar lo que yo valoraba. Y me equivocaba.
Por eso cada vez soy más humilde con el resto e intento defender solo lo mío ayudando a los demás cuando se me pide. Aunque hay cosas que no me puedo aguantar.
Lo importante es tener claro lo que valoras tú en tu vida. Y que te dé absolutamente igual lo que piensen de ti o lo que la sociedad intenta que valores.
Y esto es de lo que andamos un poco cortos.
Creo que la vida aprieta y hay que dejar que corra el aire. Los espacios de tiempo sin hacer nada o simplemente “viviendo” dan mucha claridad.
Eso y dejarte todas las putas redes sociales.
En serio. La mayoría de gente que veo vive apretada con el trabajo, la familia, los gastos, los compromisos… Y no saben decir que no ni valorar su tiempo.
Y se olvidan que tienen una vida con sueños que cumplir. De hecho, creo que muchas de estas personas llenan sus vidas de cosas justo para no tener el tiempo para pensar que están dejando la vida pasar. Es básicamente lo que la sociedad hace contigo.
Te llena de problemas, malas noticias, impuestos, política y montón de mierda más para que no te pares a reflexionar y cultivar tu propio pensamiento crítico.
Por eso yo no tengo redes ni veo la tele. Y aún así tengo que tener ojo.
Pon límites y deja espacios en tu vida. A veces queremos más y más, cuando lo que necesitamos siempre es menos.
Te vas a morir
Yo tengo miedo.
No a morir, supongo (y espero) que la muerte sea rápida y que afecte lo menos posible a la gente que quiero.
Tengo miedo a que llegue el día y me arrepienta de la vida que he tenido.
De estar abuela perdida y estar triste pensando por qué no hice todo lo que quería cuando era joven. ¿Joven? ¿Se deja de ser joven?
Ahora tengo energía, salud, dinero y todo lo necesario para hacer (casi) cualquier cosa. ¿Lo estoy haciendo? Pf, esta pregunta es chunga.
Tener la muerte presente o el “memento mori” si eres una de las personas guay que se sumó la moda del estoicismo, ayuda.
Pero a veces también me agobia porque tengo prisa por hacer las cosas. Y la vida no tiene prisa. Nos hemos inventado las horas.
No vas tarde. No vas temprano. Vas justo a tiempo.
Estoy preparando mi mudanza a la casa de verano: mi furgoneta.
Dentro de poco saldré de ruta desde Valencia hacía el norte y me quedaré hasta que me canse.
Es posible que mi grado de inspiración suba y me flipe con la vida. Pero es que me encanta esa sensación.
Iré avisando un poco de las zonas por donde voy a pasar porque estoy abierta a una buena conversación contigo si te apetece conocerme.
Un abrazo
Marta
P.D.: He dejado salir varios temas de mi cabeza. Espero que entren a la tuya y te ayuden o te inspiren a iterar en tu vida. El cambio es inevitable.
Aprovecho para dar las gracias a todas las nuevas personas que leen itera.mente. Ojalá más personas con las que tener conversaciones interesantes sobre la vida.
También tengo 32 años y llevo en esa crisis por los últimos 8 años.
Me he planteado dejar todo e irme a Asia, pero llego a la conclusión de que eso no resuelve mis problemas. Así que dejo que las cosas fluyan.
A veces estoy inspirado, a veces no. A veces quiero trabajar, a veces no. A veces hago lo mínimo, a veces no.
Quizá es quitarle la presión a tener que ser extraordinarios.
Muy inspirador. Gracias Marta.